miércoles, mayo 24, 2006

Barcarola

café literario
Poesía Callejera
14 de junio, 17 hrs. en Café con Letras
subida Almirante Montt 316,
Cerro Concepción, Valparaíso.
Lectura de Diego Maquieira
Organiza Centro de alumnos de Humanidades de la Universidad Adolfo Ibáñez (Sede Viña del mar)

martes, mayo 16, 2006

En estos tiempos

El jueves 18 de mayo la poeta Eliana Navarro y José Miguel Vicuña realizarán una lectura en la Biblioteca Nacional (Sala América) a las 19:00.
También el jueves 18 será el lanzamiento del libro "Artes menores" de Pedro Gandolfo, presentado por Roberto Merino y el artista Gonzalo Cienfuegos a las 19:30 horas en el Centro Cultural Observatorio de Lastarria (Villavicencio 395).
Y también en el Observatorio, el día miércoles 17 de mayo comenzará el ciclo "Testigos del Barrio", conversaciones que Cristián Warnken y Armando Roa Vial sostendrán con escritores y artistas como Diego Maquieira, Jorge Edwards, Enrique Lafourcade, Miguel Serrano, Miguel Laborde y Oscar Bustamante. Más información aquí. (Cupos limitados)

martes, mayo 09, 2006

Pena de Extrañamiento

Mayo en Avenida Poesía

(Foto: La peligrosa vida del artista)

El jóven poeta Enrique Winter se incorpora a Avenida Poesía con una selección de su libro "Atar las naves" (2003) y con dos traducciones inéditas del laureado poeta inglés Philip Larkin.

Desde Valparaíso Jorge Polanco presenta parte de su obra inédita "El lugar de una constelación". Cuatro poemas fronterizos al silencio, susurros, "cuotas de verdad aniquiladas lentas por el fuego".

Palabras, palabras, palabras... Diego Alfaro Palma publica cuatro nuevos poemas.

A la espera de la lluvia una desencantada sinfonía: "Todo ha terminado para ti"; una nueva versión del poema de Claudio Roa.


avenidapoesia@gmail.com

El gran cólquico otoñal


Paul Celan
RECUERDO DE FRANCIA

Piensa conmigo: el cielo de Paris, el gran cólquico otoñal...
Compramos corazones a los floristas:
eran azules y se abrían en el agua.
Comenzó a llover en nuestra habitación
y nuestro vecino, Monsieur Le Songe, un hombrecillo enjuto.
Jugamos a las cartas, perdí mis pupilas;
me prestaste tu cabello, lo perdí, él nos abatió.
Salió por la puerta, seguido por la lluvia.
Estábamos muertos y podíamos respirar.

lunes, mayo 08, 2006

Enrique Winter

DE "ATAR LAS NAVES"


Soltar la cuerda

Nunca aprendimos a saltar la cuerda.
Mis padres la olvidaron
en el bazar de Presidente Errázuriz
dos nueve cero uno.

Al techo del lugar sigue amarrada,
balanceando a mi abuelo.



En la vereda

Las micros trotan y son nuestras naves.
El continente Pueblos, por pequeño,
no tiene terminales ni es porteño.
Sentarse en su vereda a ver las aves,

ojo de pez soy sin boletos, sabes,
es prender fuego a guías de Carreño,
al siglo y al comercio en cada leño,
ver ascuas de tu cuerpo y de tus claves.


Sentarse en la vereda de un pueblito
es darle un fulminante gancho de box al
tiempo
y a la ruma de libros y a las
monedas y a ti.



Terminales comunes

Sólo la vuelta de otras niñas en bicicleta
da origen a la plaza en donde puedo
escribirte.
Los círculos concéntricos del cielo
trazan decenas de gaviotas

mientras tu mano se esculpe a sí
misma
(vuelos de águila sobre el tocador).

Estos retoques a la piel del mar
hacen de los pelícanos cucharas
en las pestañas del océano.

El agua es tu perfil,
oculto por la niebla de los puertos
girando en bicicleta.

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TRADUCCIONES DE PHILIP LARKIN



Pésame en blanco mayor

Cuando pongo en un vaso cuatro cubos
tintineantes de hielo, tres porciones
de gin y una tajada de limón;
dejo a un cuarto de litro de agua tónica
que se vacía en sorbos espumosos
suavizar todo el resto desde el borde,
y en una íntima plegaria brindo:
Él consagró su vida a los demás.

Mientras otros usaban como ropas
a los seres humanos en sus días
yo me planteé traer muestras perdidas
a quienes me entregaron su confianza;
no anduvo para mí ni para ellos,
pero el asunto fue cuánto más cerca
(nos parecía) que quedó la fiesta
a habérnosla perdido separados.

De buena cepa el tipo, muy decente,
tan recto como un roble, uno de los mejores,
ganador, un ladrillo, un deportista eximio,
cabeza y hombros sobre los demás;
¿cuántas vidas serían más opacas
si él no hubiera estado aquí en lo bajo?
Brindemos por el hombre más blanco que conozco
-aunque el blanco no sea mi color favorito.


Ventanas altas

Cuando veo a una pareja de jóvenes
y supongo que él se la tira y que ella
toma pastillas o usa un diafragma,
sé que esto es el paraíso.

Todos los viejos lo han soñado en vida:
dejar los nudos y gestos de lado
como a una vieja trilladora y todos
los jóvenes en largos resbalines

a la felicidad, sin fin. Pregúntome
si alguien al verme hace cuarenta años
luego pensó, Así será la vida;
no más Dios ni sudar cuando esté oscuro

sobre el infierno y lo demás, debiendo
guardar tu opinión sobre el cura. Él
y su pandilla irán al resbalín
como malditos pájaros libres. Y de inmediato
más que en palabras, pienso en ventanas altas:
el vidrio que contiene al sol
y más allá de él, el profundo azul del aire, que muestra
nada, que está en ninguna parte y no tiene fin.

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LIBROS PUBLICADOS

"Atar las naves" Ediciones del Temple, 2003.

ENLACES

Poemas y críticas: Ediciones del Temple/ Página de Alejandro Lavquén/ Proyecto Patrimonio.